Presse 2020 (fuera de serie)

Fue en los campos de Cognac, Francia, y ella se llamaba Rosalie. Son las primeras líneas con lasque se escribe esta historia de amo rque, como en los buenos folletines decimonónicos, tiene un giro inesperado. Ella era una herrumbrosa camioneta de reparto, una Citroen 7U B de1935, yel enamorado, Dieter Klein, un fotógrafo free-lance alemán quien, víctima de un flechazo, en contró en el óxido la belleza, en el abandono la poesía, y en destartalados graneros auténticas joyas sobre ruedas…, en el mejor de los casos.
El fotógrafoes el protagonista de un aparticular roadmovie: ha recorrido más de 60.000 kilómetros por cinco países europeos y 39 de los 50 Estados Unidos, territorio propicio en graneros donde quedan sepultados por el polvoy el olvido vehículos que son historia de la automoción. Retratados al despuntar el día o al atardecer se suceden en las páginas del volumen LostWheels. The Nostalgic Beauty of Abandoned Cars, editado por teNeues,y en cuyo prefacio el propio Klein confiesa su amor sin razón: “Encuentro fascinantes los coches en cuanto dejan de hacer para lo que fueron creados”. Es decir,rodar.
Su objeto de deseo fotográfico son las decrépitas carrocerias que se esconden en patios traseros, en depósitos de chatarra o en umbríos bosques. Estos últimos intervienen cual Marina Abramovic para acabar de componer una performance donde la fuerza de la naturaleza se impone a la mecánica y la chapa: hierba ofreciendo resistencia a los parabrisas, interiores tapizados en verde musgo y árboles que crecen a través del volante como el mejor sistema antirrobo posible. “Forma, color y diseno son en definitiva selección de la naturaleza. Surgen así auténticas obras de arte. Un bosque punk”, nombre que Klein ha dado a su proyecto.
NO VOLVERÁNA RODAR. No es un libro para entendidos del motor, que quizá sufran al ver estas naturalezas muertas. Así lo apunta el autor al describir la treintena de Porsches destrozados con los que se topó en un patio trasero de Estados Unidos, en su mayoría de la serie 356 de los anos 50, a la espera de una improbable restauración. En el volumen prima la belleza decadente y la ensonación. Las historias, apenas esbozadas. Como la del sueco que empezó a desmantelar coches en su casa del bosque y hoy es un lugar de interés turístico. O la de esos 30 coches resguardados en una cueva en Champagne, Francia, donde la humedad no los ha hecho envejecer tan bien como el vino. O la de ese Dogde, un Sedan rosa del 60, atrapado enl a hierba crecida delante de una casa abandonada en Montana: el padre lo aparcó ahí dos días antes de fallecer; el hijo no volvió a hacer uso ni del vehiculo ni de la propiedad. Fue en 1977, el tiempo detenido, la portada de un libro concebido por amor al óxido.


ANTIRROBO
No hay mejor sistema para evitar la sustracción del vehiculo que un árbol creciendo en su carrocerÍa. Es el caso de este Chrysler Imperia lde 1937, fotografiado en Georgia (EstadosUnidos).

BAJO UN MANTO DE NIEVE
Dieter Klein se topó con este Fuldamobil S 7 Fram King en un paraje alemán. Se fabricó entre1956 y 1962 y su carrocerÍa ovalada fue toda un alarde de modernidad.

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Es war auf den Feldern von Cognac, Frankreich, und ihr Name war Rosalie. Dies sind die ersten Zeilen, mit denen diese Geschichte des Meisters geschrieben wird, denn wie in den Mappen des guten neunzehnten Jahrhunderts hat sie eine unerwartete Wendung. Sie war ein rostiger Lieferwagen, ein Citroen 7U B von 1935, und der Liebhaber, Dieter Klein, ein deutscher freischaffender Fotograf, der, Opfer einer Schwärmerei, im Rost die Schönheit, in der Verlassenheit die Poesie und in baufälligen Scheunen authentische Juwelen auf Rädern fand…, im besten Fall.
Der Fotograf ist der Protagonist eines bestimmten Roadmovies: Er hat mehr als 60.000 Kilometer durch fünf europäische Länder und 39 der 50 Vereinigten Staaten zurückgelegt, ein Gebiet, das für die Nutzung von Scheunen förderlich ist, in denen Fahrzeuge, die die Geschichte des Automobils darstellen, in Staub und Vergessenheit begraben sind. Sie werden im Morgengrauen oder in der Abenddämmerung auf den Seiten des Bandes Lost Wheels porträtiert. The Nostalgic Beauty of Abandoned Cars, herausgegeben von teNeues, in dessen Vorwort sich Klein selbst grundlos zu seiner Liebe bekennt: „Ich finde Autos faszinierend, sobald sie nicht mehr das tun, wofür sie geschaffen wurden.“ Mit anderen Worten, sie rollen.
Sein Objekt der fotografischen Begierde sind die klapprigen Körper, die in Hinterhöfen, Schrottplätzen oder schattigen Wäldern versteckt sind. Letztere greifen wie Marina Abramovic ein, um am Ende eine Performance zu komponieren, in der sich die Naturgewalt auf die Mechanik und die Karosserie aufdrängt: Gras, das den Windschutzscheiben Widerstand bietet, Innenräume, die mit Moosgrün gepolstert sind, und Bäume, die durch das Lenkrad wachsen, als bestmögliches Diebstahlschutzsystem. „Form, Farbe und Design sind definitiv die Wahl der Natur. So entstehen wahre Kunstwerke. Ein Forest Punk“, so nennt Klein sein Projekt.
WIRD NIE WIEDER ROLLEN. Dies ist kein Buch für Autofahrer, die unter dem Anblick dieser Stillleben leiden könnten. So beschreibt der Autor die etwa dreißig zertrümmerten Porsches, auf die er in einem amerikanischen Hinterhof stieß, meist aus der Serie 356 aus den 1950er Jahren, die auf eine unwahrscheinliche Restaurierung warteten. In dem Band überwiegen dekadente Schönheit und Endstimmung. Die Geschichten, kaum umrissen. Wie die über den Schweden, der in seinem Waldhaus mit der Demontage von Autos begann und heute eine Touristenattraktion ist. Oder das von den 30 Autos, die in einer Höhle in der Champagne, Frankreich, geschützt in einer Höhle stehen, wo die Feuchtigkeit sie nicht so alt werden ließ wie den Wein. Oder die dieses Dogde, einer rosafarbenen Limousine aus den 1960er Jahren, die vor einem verlassenen Haus in Montana im Gras gefangen war: Der Vater parkte sie dort zwei Tage vor seinem Tod; der Sohn benutzte weder das Fahrzeug noch das Grundstück je wieder. Es war 1977, die Zeit stand still, der Cover eines Buches, das aus Liebe zum Rost konzipiert wurde.


ANTI-ROST
Es gibt kein besseres System, um Fahrzeugdiebstahl zu verhindern, als einen Baum, der durch den Körper wächst. Dies ist der Fall dieses Chrysler Imperia von 1937, der in Georgia (Vereinigte Staaten) fotografiert wurde.

UNTER EINER SCHNEEDECKE
Dieter Klein stieß auf dieses Fuldamobil S 7 Fram King an einem deutschen Standort. Er wurde zwischen 1956 und 1962 hergestellt, und sein ovaler Körper war ein wahres Schauspiel der Moderne.